INDUSTRIA 4.0 o cómo sembrar el desconcierto

En la Feria de Hannover de 2011, el gobierno alemán presentó la “Estrategia de Alta Tecnología”. Este informe recogía, por primera vez, el concepto INDUSTRIA 4.0 como respuesta al imparable avance en la conectividad entre máquinas y objetos.

En 2014, la Unión Europea lanzó el plan Horizonte 2020 para promover el desarrollo de la Investigación, la Ciencia y la Industria. Para este fin, el Gobierno de España elaboró en 2015 la iniciativa ‘Industria Conectada 4.0’, la cual se circunscribe en la Agenda para el Fortalecimiento del Sector Industrial en España, estando también asociada a la Agenda Digital para España.

Este plan recoge distintas líneas estratégicas y diferentes áreas de acción, englobadas en cuatro fases principales: garantizar el conocimiento y desarrollo de competencias de Industria 4.0, fomentar la colaboración multidisciplinar, impulsar el desarrollo de una oferta de habilitadores y, por último, promover la puesta en marcha de la Industria 4.0.

Hasta aquí la historia y las buenas intenciones. El desconcierto comienza cuando se generaliza INDUSTRIA con todo tipo y tamaño de empresas que se engloban dentro de este epígrafe económico. Y se convierte en problema cuando la solución a la INDUSTRIA pasa por:

industria 4.0

Fuente: Ministerio de Industria, Comercio y Turismo

Claro, cuando una industria pequeña ve esto se echa a temblar. Todo se basa en tecnología: Big Data & Analytics, ciberseguridad, cloud, robótica avanzada, etc. Si empaquetamos todas estas soluciones nos encontramos con DIGITALIZACIÓN (que está sustituyendo como concepto a la transformación digital)

Estamos en la era de eras donde los conceptos se solapan y crean modas efímeras. Si añadimos la velocidad a la que ocurre todo, el desconcierto y el riesgo de subirse a uno de estos vagones y que no es el que necesitas, se incrementa de manera exponencial.

Te pongo el ejemplo de blockchain. Tuvo el primer estallido en los años 2012-2014 y un par de años más tarde varias empresas abandonaron el proyecto por inmadurez de la tecnología y su aprovechamiento, entre ellas Gartner. Dos agencias de calificación crediticia, DBRS y Moody’s alertan sobre el riesgo que asumen las entidades financieras respecto a la posible reducción de los ingresos por comisiones, entre otros factores negativos. Calor Torres, consejero delegado de BBVA, advierte que a pesar del gran potencial de blockchain, es una tecnología inmadura. DBRS apunta a la necesidad de consensuar metodologías comunes para poder garantizar que los sistemas de cada entidad son compatibles entre sí. Esta complejidad, más allá de dificultar la interoperabilidad entre sistemas, puede provocar un riesgo de ciberseguridad: «La complejidad de la red y su expansión a través de varios puntos de entrada podría acarrear riesgos tecnológicos, incluyendo ciberataques, especialmente si uno de los sistemas es más débil», apunta DBRS.

Lo mismo ocurre con la inteligencia artificial, big data y otras tecnologías que están inundando medios de comunicación y estrategias. ¿Son buenas? Nadie lo pone en duda, pero no hay prisa hasta conocer lo que pueden aportar a tus necesidades como empresa. Las redes sociales también lo son, pero no todas son apropiadas para tu negocio y tu estrategia comercial.

Las grandes empresas pueden tener observatorios donde analizar la incorporación y los plazos de nuevas tecnologías, para las pymes es imposible. Por lo tanto, tratar por igual a unas y a otras es, cuanto menos irreflexivo y cuanto más, irresponsable.

Industria 4.0 es un aviso para las empresas sobre la importancia de tomar conciencia de la irreversibilidad de la transformación, pero la solución para todas es afrontar las realidades de la empresa:

  1. ¿Estamos las personas preparadas para el cambio operativo?
  2. ¿Están los procesos preparados para la transformación?
  3. ¿Está la estructura organizativa preparada para cambios radicales?
  4. ¿Es nuestro modelo de negocio actual el propicio para el entorno social?

Antes de saltar al vacío de la DIGITALIZACIÓN conócete bien tú y todo lo que compone tu empresa y tu entorno empresarial.

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