¿Por qué llaman «innovación» cuando quieren decir «evolución»?

Innovación es el concepto de moda, se ha convertido en una palabra «comodín» que se aplica frívolamente en cualquier documento, publicidad o estrategia. Puede ser por desconocimiento del sentido y aplicación real de la innovación, pero cada vez aparecen más usos desvirtuados.

Por el contrario, el concepto «Evolución» cae en desuso por tener menor impacto emocional, se trate de vender un coche o un plan de negocio. Evolucionar es la adaptación a los cambios del entorno, a las nuevas necesidades que aparecen, así como los sucesos en el ámbito de vida y empresarial.

Los consumidores, sean personas o empresas, evolucionan con la aceptación de bienes o métodos ya establecidos en el mercado. Una empresa nunca innova por el mero hecho de implantar una nueva plataforma informática o instalar un sistema de inteligencia artificial. Lo que hace es iniciar la evolución necesaria (o no) en su entorno.

El innovador es la persona que establece un novedoso método de trabajo, crea un bien diferencial a los existentes o modifica hábitos en línea marcadamente distinta a los seguidos hasta el momento.

Por tanto, es curioso que se entreguen premios a la innovación a una organización o empresa tan solo porque han introducido cambios en su arquitectura tecnológica, cuando la realidad es que se trata de la evolución basada en tecnologías de mercado, que serían las que en verdad son innovadoras. Igualmente ocurre con las estrategias en el diseño de modelos de negocio, y los procesos operativos correspondientes, y la cultura empresarial. Las organizaciones evolucionan «surfeando» sobre las corrientes existentes o innovan cuando plantean una ruta diferente.

La decisión entre innovar o evolucionar es vital para el futuro de la empresa, desde la visión de mercado, pero existe una innovación que sí debe de iniciar cualquier empresa u organización: la Innovación Corporativa. Aplicar la innovación corporativa permite conocer en profundidad la realidad interna de la empresa: las personas que la componen y su estructura, el  mapa de procesos operativos (respondiendo a los objetivos de los modelos de negocio), así como la respuesta que la plataforma tecnológica ofrece a las necesidades de personas y procesos.

Pensarás, «quién va a saber cómo es mi empresa mejor que yo». Entonces no vayas al médico porque, «quién mejor que yo conoce mi cuerpo y por tanto me autodiagnostico y me automedico» (que todos lo hacemos). Esto mismo lo haces en tu empresa u organización, aplicar las recetas tradicionales cometiendo errores de apreciación por tu implicación directa. Necesitas aplicar la innovación corporativa de la mano del rehabilitador corporativo, agente experto que, sin ataduras ni condicionantes internos, analizará tu empresa, diagnosticará las patologías y diseñará los tratamientos que requiera cada una de ellas. ¿Términos sanitarios? Sí, las empresas son personas y los cuidados siguen los mismos pasos. La diferencia es que las personas tenemos medicamentos y tratamientos asistenciales, mientras que en las empresas se aplican cuestionarios, rediseño de procesos y aplicación líquida de la tecnología.

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