De manera muy silenciosa, desde hace décadas, con gran capacidad de expansión entre individuos con patologías humanas y morales semejantes se ha ido extendiendo la ocupación de los huéspedes en puestos de responsabilidad en todas las organizaciones, públicas o privadas. Con mutaciones singulares, dependiendo del área o sector, han tomado control casi total de la sociedad. Estos individuos son, LOS INCOMPETENTES.
Sus patologías son muy definidas y van acompañadas de los siguientes patógenos más conocidos:
- bajo nivel de liderazgo (entiéndase que liderazgo no es «ordeno y mando»)
- bajo nivel de conocimientos para el puesto (un buen máster o título universitario bien se pueden esquivar con la pertenencia a círculo de amigos, de ideología o de incompetencia)
- alta capacidad de asociación (los huéspedes se buscan entre ellos para configurar una metástasis infranqueable)
- alto aprovechamiento de los recursos materiales y las personas (como ningún gasto sale de su bolsillo, utilizan a su conveniencia todos los recursos y personas a su alcance) para su beneficio
- alta capacidad de mimetización con el entorno (en caso de incidencia grave y que pueda ser achacada a su incompetencia, inmediatamente se mimetiza con la mesa, el despacho, la sala, el bolígrafo y componen una imagen holográfica que proyectan hacia una tercera persona que pasaba por allí) consiguiendo poner el foco en otros que sufrirán las consecuencias.
- pecho presto a las medallas (auténticos expertos en el reparto de gratificaciones entre los no participantes)
- gran capacidad de movilidad (una vez son descubiertos, se desplazan a enorme velocidad hacia otra organización donde la masa metastásica le acogerá y relanzará su feliz carrera profesional)
- nivel PRO de corporativismo (entre nosotros no nos haremos daño)
Existen individuos con características más avanzadas donde las mutaciones llegan a ser asombrosas. Millones de personas pueden llegar a ser embaucadas por estos especímenes y seguirles hasta el acantilado. Sus patógenos son de última generación (sirva la licencia para dar un zasca entrelíneas a las modas del lenguaje)
La naturaleza es sabia e intenta proteger a los indefensos trabajadores y ciudadanos para evitar el contagio, pero los canales más utilizados por LA INCOMPETENCIA para ir infectando a nuevos huéspedes son incontrolables: medios de comunicación, redes sociales y los propios medios de propaganda infectiva que desarrollan dentro de sus núcleos enfermizos. Inocular un antiviral dentro de estas masas metastásicas es muy complicado pues son detectados rápidamente por su intrínseca bondad e inexperiencia, siendo eliminados y expulsados con rapidez.
Mucha cultura con capacidad de análisis y crítica son imprescindibles para mantenerse fuera del alcance pero, siempre, mira a tu espalda.
Existen individuos inmunizados que resisten con gran intensidad y combaten con enorme derroche de esfuerzo y decisión. Pero, la naturaleza tiene fallos y los antivirales no se contagian con facilidad y requieren de mucha perseverancia, pues LA INCOMPETENCIA desarrolla imágenes idílicas de sí misma que contrarrestan con enorme eficacia los beneficios de la competencia.
Los mejores medios que se han estudiado y ofrecido grandes resultados para combatir LA INCOMPETENCIA son: la familia y la cultura. Pero nos encontramos con una gran cantidad de unidades de estos antivirales que han sido infectados e incorporados a la enorme masa existente.
Dentro de la masa informe de infectados por LA INCOMPETENCIA, existen, al igual que en la naturaleza, mandos y obreros. Los mandos saben que lo son. Por contra, los obreros, por la mutación en sus células cerebrales causadas por el virus, no lo perciben así y viven en una autocomplacencia mientras sirven a destajo las ansias de expansión de los mandos.
El Principio de Peter ha dejado de tener sentido con esta pandemia dado que ya no hay límite para LA INCOMPETENCIA ni barrera o nivel que puedan detenerla. Cualquier puesto es adecuado para continuar con la infección masiva.
Os animo a que os alejéis de huéspedes que puedan abduciros e inocularos, sin tener conciencia de ello, con LA INCOMPETENCIA. La sensación es muy placentera, incluso si te conviertes en obrero a las órdenes del «bien común». Mucha cultura con capacidad de análisis y crítica son imprescindibles para mantenerse fuera del alcance pero, siempre, mira a tu espalda.
Estamos rodeados pero no vencidos