Ponte en situación. Durante las últimas semanas sientes molestias en una zona de tu cuerpo que van a más. Has probado con los tratamientos caseros de toda la vida, pero el dolor no remite. Estás comenzando a comportarte distinto porque el malestar condiciona tu rutina diaria. Das el paso y te pones en contacto con un especialista que te da una cita urgente. En esa cita le explicas la secuencia de tu estado actual y le refieres todos los síntomas. El especialista, sin dudarlo, diagnostica y te describe el tratamiento que necesitas: el último modelo de desfibrilador para que tu corazón esté siempre activo. Como has visto muchos anuncios y has leído infinidad de artículos sobre lo milagroso de estos “aparatos”, sales de la consulta exultante y presumiendo de ello.
Llega el día de la intervención y todo culmina con un éxito rotundo. El resultado para ti es disponer de un artefacto por el que te envidian y para el especialista unos emolumentos realmente obscenos (que has pagado gustoso, no lo olvides)
Después de varias semanas de “disfrute” y lucir con orgullo la pegatina que te proclama como una de las personas que poseen el dispositivo tecnológico más “innovador” y “digital” del mundo, reparas en que tus dolencias continúan y te encuentras en peor situación, económica y de salud, que antes de la intervención. No te queda dinero para otro especialista y recurres al primo del vecino de tu suegra. A las dos semanas has muerto.
El especialista, entre tanto, ha realizado 6 nuevas intervenciones a personas incautas, y vanidosas, que presumirán y morirán. El especialista es más rico (los ayudantes no) y si algún paciente tiene calma acudirá a un rehabilitador que analice el dolor, diagnostique con precisión y aplique el tratamiento específico para la persona.
Gracias a Dios en el ámbito sanitario tenemos excelentes profesionales que se ocupan y preocupan con enorme profesionalidad de nuestra salud. Aunque, como en todos los sectores profesionales, existen “ovejas negras”.
¿Qué está ocurriendo en el ámbito empresarial? Sustituye especialista por empresa consultora o tecnológica y el paciente por tu empresa. ¿Comprendes lo que estás haciendo con tu futuro y el de tus empleados y sus familias?
Digitalización, transformación digital, inteligencia artificial, big data, blockchain. ¿Son el marcapasos que necesita tu empresa?
La primera pregunta que debes hacerte es si en verdad necesitas un marcapasos. Es posible que no lo sepas porque no eres especialista coronario, pero lo que sí puedes inferir de lo anterior es que requieres de un buen chequeo. Por mucho que creas que conoces a la perfección tu empresa, te estás engañando. Necesitas al Rehabilitador de empresas.
Analizará la cultura y sobre todo las “microculturas” que hacen que tu empresa funcione como lo hace, ¡no cómo crees que lo hace!
Examinará la estructura organizativa que condiciona qué, cómo y cuándo te llega la información.
Revisará a fondo el mapa procedimental que condiciona el rendimiento de las personas y los resultados que se obtienen.
Y por último, las piezas tecnológicas y el servicio real que aportan a las necesidades resueltas en los pasos anteriores. La tecnología es un servicio, no es un pilar estratégico. La tecnología debe dar respuestas a las necesidades que se plantean en tu entorno empresarial. Deja de pensar solo en tu empresa y abre los ojos a mucho más que tu sector y competencia. La economía global y las posibilidades técnicas dan origen a nuevos modelos de negocio que te aniquilan en un día.
¿Estás preparado?
¿Estás tranquilo?
La vida empresarial es un ironman diario. Hoy tienes que estar preparado para las condiciones especiales concretas, que mañana serán diferentes. Esto no se trata del neopreno que utilices o que montes la mejor bicicleta. Esto va de poseer las soluciones que mejor se vayan adaptando al cambiante mundo que vivimos, con una estructura organizativa flexible, competitiva y colaborativa, un mapa de procesos ágil y de alto rendimiento, diferentes modelos de negocio (a la par que estrategias) para afrontar con solvencia los cambios externos y una tecnología que de servicio solvente ajustado a las necesidades del momento (escalable con raciocinio)
“Casi” todas las respuestas las encontrarás en el libro “LA GRAN FARSA DIGITAL”
«Es realmente curioso cómo las organizaciones no son capaces de reaccionar ante situaciones tan fácilmente reconocibles… o tan complejas de acometer cuando la cultura de la organización impide reacciones desde dentro. Cualquier reacción siempre será mejor que mantener la «estupidez funcional» reconocida.»
Andre Spicer, profesor de comportamiento organizacional en la Cass Business School (City University of London), y Mats Alvesson, profesor de la School of Economics and Management (Lund University, Suecia), son los autores del artículo:
A Stupidity-Based Theory of Organizations
Ramón Luis Gil Barrigüete
Fundador INNOOMNI
Rehabilitador de empresas
ramon.luis.gil@innoomni.com
www.innoomni.com
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